Tras el terremoto de fuerza 6.3 en la escala de Richter que sacudió Melilla el 25 de enero de 2016 y en el que se produjeron múltiples daños en la ciudad, entre los meses de agosto y diciembre del año pasado se procedió a la rehabilitación de los torreones del Palacio de la Asamblea melillense, dañados tras el seísmo, un trabajo no exento de dificultades en el que Mapei intervino de forma activa.

Inicialmente, en una situación de alta complejidad ante el lógico caos que genera cualquier situación de emergencia y el riesgo de desplome ante posibles réplicas, se contempló la posibilidad de demoler ambos torreones con carácter urgente, llegando a declarar en ruina el torreón sur, que presentaba unas lesiones de mayor importancia. No obstante, cabe destacar que el edificio se encuentra incluido en el recinto histórico-artístico, declarado Bien de Interés Cultural (con categoría de Conjunto Histórico) por el rd2753/1986, algo que obliga a velar por la conservación y recuperación del patrimonio melillense.

Un trabajo que, tras ser sometido a adjudicación pública, el ayuntamiento de Melilla adjudicó en agosto de 2016 a la empresa constructora melillense Noráfrica, quien se hizo cargo del proyecto básico de ejecución de rehabilitación y estabilización de los torreones del Palacio de la Asamblea.

Mejora del comportamiento antisísmico

Con esa premisa presente desde el principio, se procedió a la estabilización provisional de ambos torreones, hecho clave para poder garantizar las condiciones de seguridad tanto de los usuarios del edificio como de los propios trabajadores que tenían que acometer las obras en el interior de los torreones, trabajos que suponían un auténtico peligro de no tomar las medidas oportunas. Dicha estructura fue desmontada, pudiendo conservar afortunadamente ambos torreones.

Las obras de rehabilitación concluyeron el pasado 20 de diciembre y han mejorado notablemente el comportamiento ante futuros seísmos. Una intervención que ha consistido fundamentalmente en la recuperación de la continuidad estructural de los elementos de carga, tales como muros y pilastrones, reforzándolos con mallas antisísmicas de alta resistencia y conectores de fibra de vidrio (fioccos), además del cosido de grietas y las inyecciones de lechada consolidante con base de cal.

Se ejecutó asimismo una estructura de refuerzo que garantiza la conexión de las diferentes partes de los torreones con la estructura preexistente, mejorando el comportamiento del conjunto. Para ello, se fabricó una réplica, con perfiles tubulares en acero galvanizado, de la celosía decorativa existente en los torreones, con objeto de convertirlo en un elemento estructural que refuerce al conjunto de pilastras sustentantes.