La obsesión del hombre por erigir edificaciones cada vez más altas, que se conviertan en símbolos de progreso, prosperidad, poder y desarrollo, es histórica. Querer conquistar el cielo es una muy antigua aspiración de la humanidad.

Nos fascina la construcción de rascacielos y torres, desde la bíblica y mítica torre de Babel hasta el edificio Burj Khalifa en Dubái, el rascacielos más alto del mundo con sus 828 metros de altura. El deseo de tocar el cielo ha sido patente a través de la historia con la construcción de edificaciones cada vez más altas: la Gran Pirámide de Guiza, la catedral de Lincoln, el monumento a Washington, la torre Eiffel y las múltiples edificaciones del siglo XX como, por ejemplo, el edificio Empire State, la torre Willis, la torre Petronas y el edificio Taipéi 101, entre otras.

La futura torre de Dubái Creek, actualmente en construcción, está situada en Dubái y tendrá una altura entre 928 y 1.400 m (la altura definitiva se anunciará en 2020). Dispondrá de tres terrazas de observación, una cafetería, numerosas áreas de actividad y balcones giratorios que darán una perspectiva de 360° de la ciudad. Después de la puesta de sol, la torre emitirá un faro de luz desde su punto más alto.

El proyecto fue encargado por la promotora Emaar Properties y la construcción comenzó en octubre de 2016 con el objetivo de tener la torre acabada para la Expo2020. El diseñador de la torre de Dubái Creek, Santiago Calatrava, se inspiró en la flor del lirio, muy común en zonas desérticas, y en los minaretes tradicionales. El diseño combina arquitectura islámica tradicional con elementos de diseño e ingeniería modernos sin olvidar la sostenibilidad. El resultado es una estructura única y muy diferente.

La torre de Dubái Creek se convertirá en una de las edificaciones más emblemáticas del mundo. Una obra de gran visión, innovación y excelencia en la construcción que se sumará al importante horizonte de Dubái y elevará la posición de la ciudad como una metrópolis líder mundial en el futuro.

La obra presenta unos desafíos enormes, tal y como la integración con el paisaje, la sostenibilidad, la compleja ingeniería y la tecnología de vanguardia necesaria para su construcción. Por ejemplo, la empresa Elkon bombea hormigón a muchos cientos de metros de altura, que tiene que soportar el peso de más de 1.000 metros de estructura. El proyecto exige hormigón de muy alto rendimiento, el uso de hasta seis diferentes tipos de cemento, una alta precisión en el pesaje de los ingredientes, una capacidad de producción de hormigón de 400 m³ / hora y producción continua durante 6 días y 24 horas diarias por semana en condiciones extremas.