Toni Cumella, Cerámica Cumella
Toni Cumella estudió Ingeniería Industrial y fotografía. Antes de eso, ya había aprendido desde niño el oficio de ceramista directamente de su padre en el taller familiar. En la actualidad, Cerámica Cumella realiza tanto restauraciones de edificios emblemáticos, como el Park Güell de Antoni Gaudí, como proyectos de vanguardia a nivel internacional, como el Pabellón de España en la Expo de Japón. Además, colabora en la docencia con las catedras de Cerámica en las facultades de Arquitectura de Barcelona, Madrid, Valencia y Alicante y con la británica Architectural Association School. En 2009 recibió el Premio Nacional de Artesanía.

Cerámica Cumella tiene ya más de un siglo de vida. ¿Cuál es la historia de la empresa?

Cerámica Cumella nació en 1880. Mi abuelo montó el taller en Granollers, una localidad cercana a Barcelona, y se dedicaba a hacer ollas y cazuelas. Mi padre, que quería ser escultor, se incorporó al oficio familiar y derivó hacia la construcción, pero como medio para desarrollar su obra personal. El taller pasó de la terracota a la cerámica y el gres de alta temperatura. Por un lado, el taller le servía como base técnica para hacer su obra, murales, por ejemplo, y, por otro, le daba independencia económica. Cuando faltó mi padre, redirigí el taller hacia la cerámica destinada a la arquitectura. Mi hijo Guillem sigue la tradición familiar, es la cuarta generación que estará al frente del taller.

¿Cómo se impulsa la innovación en una organización con un tanta historia?
Si vas en bicicleta y no pedaleas, te caes, está claro. Además, siempre hemos sido muy inquietos. El taller se ha convertido en una artesanía tecnificada al máximo, hasta el punto que ahora hemos acabado un proyecto en Barcelona, el hotel Ohla Eixample, en que hemos trabajado con robots. Las piezas de cerámica de la fachada han sido intervenidas por un robot controlado por un algoritmo que transforma la versión recompuesta por Max Richter de “Las cuatro estaciones” de Vivaldi (denominada “Vivaldi Recomposed”) en dibujos que el robot graba sobre cada pieza mientras se fabrica. El resultado es que todas las piezas son diferentes, pero intercambiables porque, a pesar de ser diferentes, todas empiezan y acaban en el mismo punto.

Han hecho restauraciones míticas, como la del banco del Park Güell, de Gaudí, o la del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau…
Y, además, en el caso del Park Güell, decidimos, junto a los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres, restaurar con gres, en lugar de con cerámica porque sino ya estaríamos volviendo a restaurar. Esto muestra que, en la restauración, no hay una fórmula única, hay que tomar decisiones, todo es subjetivo, hay diferentes tendencias… En Europa nos gusta mucho la obra decadente, decrépita.

El ruido que se produjo cuando se restauraron las pinturas de la Capilla Sixtina es un ejemplo. ¿Cómo restauras? ¿De origen o como te lo encuentras en el momento? Todo es subjetivo y, por lo tanto, opinable. El problema con la Capilla Sixtina es que restauraron de origen y, de pronto, tras limpiar y sacar el humo de los cirios quemados durante siglos, los colores que aparecieron parecían demasiado vivos y hubo una gran polémica.

Nosotros decicimos restaurar de origen la obra de Gaudí. ¡Hicimos 21 blancos diferentes! La parte objetiva, en este caso, era contratipar los blancos, recordemos que Gaudí utilizó restos de serie de cerámica del momento. Eso sí es objetivo, poner una pieza al lado de la otra y ver si coinciden. Pero cuando entras a intervenir las piezas que puso Jujol, con manchas, entras ya en la subjetividad. Cada uno, con los mismos materiales, haría una mancha diferente. Es imposible reproducir exactamente una mancha por efecto del fuego. Ahí, lo que hay que respetar es el proceso, trabajar con la viscosidad del esmalte, que se funda igual que el original, etc. En las piezas marcamos en un lugar poco visible la fecha de restauración para que se sepa que son las nuevas.

¿Cuál es la situación del sector en España en estos momentos?

Si soy sincero, no lo sé. Yo soy un freelance. La cerámica es un mundo complejo. El coche de Obama va blindado con cerámica, los transbordadores espaciales también, los frenos de disco o los esquís son de cerámica, los platos, etc. El 90% de cerámica que se hace en el mundo es cerámica plana y este es un mundo muy lejano al mío, yo trabajo la cerámica en tres dimensiones.