Muchos se preguntan qué características debe tener un edificio para considerarse sostenible. Existen dudas sobre la edificación sostenible y la arquitectura verde. Bien, desde Mapei vamos a intentar aclarar este concepto.

Un edificio sostenible nace de un proyecto arquitectónico que contemple ya desde su inicio el factor medioambiental. Los factores que se tienen en cuenta son muchos, partiendo del lugar de edificación. No tiene sentido realizar un edificio sostenible sobre la sabana africana, por ejemplo, afectando a la fauna y flora que deben ser protegidas. También debe tenerse en cuenta el clima local y buscar el aprovechamiento pasivo del aporte energético solar, la ventilación natural para ahorrar energía y aprovechar al máximo la iluminación natural.

El ahorro energético es otro factor muy importante en la edificación sostenible. El edificio debe ser capaz reducir su gasto en suministros básicos como el agua y la luz. Incluso no basta con ahorrar energía sino que el edificio también debe ser capaz de generar su propia energía renovable (placas solares, biogás, leña…etc). Es conveniente que el calor ambiental se produzca con calderas de alto rendimiento y bombas de calor, la energía eléctrica con sistemas de cogeneración, paneles fotovoltaicos o generadores eólicos.

Por supuesto, en la edificación sostenible deben aplicarse productos sostenibles en su construcción, con certificación LEED siempre que sea posible. El uso de materiales respetuosos con el medio ambiente y la salud de las personas es un factor muy importante para considerar a un edificio sostenible. Mapei se siente orgullosa por desarrollar soluciones innovadoras, respetuosas con el medio ambiente y proponer más de 150 productos que contribuyen a la obtención de créditos LEED.

Una vez comentados los factores clave para considerar a un edificio sostenible, hablaremos de la característica que hace generar dudas. Se trata de la colocación de jardines botánicos o espacios verdes en un edificio. Ésta es una práctica que se considera sostenible, siempre que las especies botánicas sean las adecuadas para el clima y el lugar de colocación. Pero, de por sí, esta característica no convierte a un edificio en sostenible. Un ejemplo que ilustra esta idea es el proyecto chino de ciudad-bosque que compartimos con nuestros seguidores en Facebook, que también comenta Pedro Torrijos en El Economista.

 

Como bien comenta el arquitecto y crítico cultural, “el proyecto de la Forest City asegura que la gran cantidad de vegetación prevista conseguirá producir 900 toneladas de oxígeno al año y será capaz de absorber hasta 10.000 toneladas de dióxido de carbono y 57 de otros agentes contaminantes. Además, los árboles en fachada servirán de barrera natural antirruido y atraerán a cientos de especies animales fomentando la biodiversidad del emplazamiento.” Aún así como bien apunta debemos si llegará a funcionar e incluso si, en el caso de que funcione, merecerá la pena desde un punto de vista ecológico.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Crees que algunos proyectos sostenibles se apoyan más del marketing que en el verdadero objetivo medioambiental y social? ¡Esperamos tus opiniones, anímate a dejar un comentario!