Cuando hablamos de aislamiento, generalmente pensamos en el térmico, pero la protección contra el ruido se ha convertido en un factor fundamental para lograr un buen confort ambiental en el hogar, en el trabajo o en el lugar de vacaciones.

Los ruidos molestos pueden proceder tanto del exterior (tráfico, presencia de locales nocturnos, maquinaria) como del interior (ruido de tacones en el suelo, ruido de vecinos, instalaciones técnicas ruidosas) y tienen efectos negativos sobre el confort acústico del entorno en que vivimos. Esta sensación afecta a largo plazo al bienestar personal, causando irritabilidad y, a la larga, estrés y fatiga.

En España, el aislamiento acústico está regulado dentro de la Ley 38/1999 de la Ordenación de la Edificación (LOE), de la que nace el Código Técnico de la Edificación (CTE) que mediante el Artículo 14 indica las exigencias básicas de protección frente al ruido. Más concretamente dentro del CTE hay el documento básico relativo a la protección frente al ruido (DB-HR), que marca los requisitos acústicos en la edificación. Este documento básico establece las prestaciones de aislamiento mínimas que deben tener los edificios, en función de su uso previsto (escuelas, hospitales, viviendas) y de la fuente del ruido.

En éste, se indican los valores máximos en decibelios (dB) de diferentes tipos de ruidos en el interior de los edificios, tales como el ruido entre diferentes viviendas, el ruido externo, el ruido de impacto o el debido a instalaciones como la cisterna del baño o los ascensores. La normativa indica, asimismo, cuáles son los puntos donde se produce una mayor dispersión del sonido (muros perimetrales, tabiques, techos), para poder actuar de manera efectiva sobre los mismos.

CÓMO SE ELIGE UN AISLAMIENTO ACÚSTICO

Cuando una onda de sonido se encuentra con una superficie, parte de su energía se disipa por la pared en forma de energía térmica, parte se transmite más allá de la pared, propagándose en el entorno vecino, y parte se refleja en el entorno del que procede. Obviamente, cuanto mayores sean las características fonoabsorbentes de un material, mayor será la energía sonora absorbida y neutralizada.

El aislamiento acústico dificulta la propagación del ruido a través de dos tipos de materiales: los materiales fonoaislantes, capaces de evitar la propagación del ruido al exterior, reflejando el sonido en el entorno del que proceden, y los materiales fonoabsorbentes, que pueden absorber totalmente la energía sonora.

Cabe diferenciar, por lo tanto, entre la absorción acústica y el aislamiento acústico, que a menudo se confunden: los materiales fonoabsorbentes se utilizan para mejorar la calidad acústica en el interior (como ocurre en una sala de conciertos), mientras que los materiales con características fonoaislantes se usan para proteger los espacios habitables del ruido exterior (por ejemplo, en el interior de una vivienda).

Para garantizar una buena calidad acústica y evitar el fenómeno del eco, es aconsejable decantarse por materiales fonoabsorbentes que eviten la difusión de las ondas sonoras: para obtener los mejores resultados, éstos deben combinarse con materiales fonoaislantes. Es muy importante, de igual modo, considerar un espacio como un sistema compuesto por diferentes partes: no basta únicamente con aislar un falso techo o una pared, ya que otras partes de la vivienda o la oficina “más débiles” permitirán que el sonido se canalice por otra vía (pavimentos, paredes, techos).

LOS AMBIENTES: CÓMO PROCEDER AL AISLAMIENTO ACÚSTICO

Las paredes, techos, pavimentos e instalaciones que pueden causar ruido deben ser insonorizados, haciéndolos pues “inofensivos”.

Paredes. Los edificios de apartamentos, oficinas, hoteles tienen paredes que limintan con otros espacios de los que pueden provenir ruidos. El DB-HR establece que todas las particiones verticales que dividen unas viviendas de otras se deben dimensionar con un poder de insonorización de, al menos, 45 dB.

Techo. El ruido también puede provenir del techo, de modo que para mitigarlo es posible crear un falso techo “armado” con paneles fonoabsorbentes, adecuados tanto para el aislamiento acústico como térmico. Dado que el ruido de impacto procedente del piso superior también podría extenderse a lo largo de las paredes, para aumentar la efectividad del falso techo es necesario realizar intervenciones también en las paredes internas más próximas.

Pavimentos. Tanto en el hogar como en las instalaciones hoteleras, existe a menudo la necesidad de atenuar los ruidos de impacto. En este sentido, se debe proceder al aislamiento acústico del pavimento, insertando en su interior material aislante. Para llevar a cabo dicha intervención sobre el forjado, se puede optar, bien por una membrana termoacústica o bien por una simple estera de fieltro, capaz de atenuar el ruido, para su inserción en el pavimento.

Instalaciones. En ocasiones, las instalaciones que funcionan de modo continuo, como es el caso de los sistemas de calefacción o de aire acondicionado, son ruidosos y pueden causar molestias, sobre todo durante la noche. La misma incomodidad se puede dar con los sistemas que funcionan de forma discontinua y no prolongada en el tiempo, como las descargas hidráulicas y los ascensores. Es posible reducir el ruido aislando las tuberías y los conductos de aire con materiales aislantes de celdas abiertas.